Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 1 Juan 5:4,5

sábado, 17 de marzo de 2012

ALEGRATE CON LA MUJER DE TU JUVENTUD.

Base bíblica Cantar de los Cantares  8: 6-7, Proverbios 5: 18-19
6 Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. 7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.
18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, 19 Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.
El libro de Proverbios y el libro de Cantar de los Cantares, se complementan el uno con el otro, en cuanto el amor, mientras el primero enseña las reglas, el segundo enseña la práctica del amor. Pero ambos son muy prácticos en los métodos sabios del amor de Dios.
En Prov. 5: 18, aquí el Proverbista da una orden: Alégrate con la mujer de tu juventud, es aplicable para el presente como para el futuro, y le habla directamente al hombre, porque Dios sabe que las mujeres necesitamos del buen trato, la caricia genuina, la palabra afable, en demostración de amor; es así como maridos deben de tratar a su mujer, si hoy es joven, pero si han pasado 5, 10, 20, 30 o más años, entonces tienes que mirar y alegrarte, gozarte con ella, como la mujer que te dio su juventud, y tu hombre, recibe las caricias de ella, hasta que te satisfagan, te contente tu corazón,  quizás ya no será la mujer fogosa de los  15 o 20 años, pero el amor jamás se acaba, si tu riegas la planta todos los días, con una cara sonriente, algún chiste agradable, con el desayuno preparado a tu gusto, pero que se lo brindas a ella, así cuando ella en el vigor de su juventud te lo dio sin protestar.
Nuevamente, enfatiza en el verso 19, en su amor recréate siempre, es muy claro y sencillo; te dice a ti hombre,  ámala, y  acepta el amor de ella con gozo, con satisfacción, lo poco o mucho que ella pueda hacer por ti, recíbelo con alegría, sin criticarla, ni destruirla con palabras torpes, rusticas, no la humilles, no le grites; susúrrale al oído, diciéndole que la amas con tu escasa fuerza física, pero que tienes fuerza espiritual, pídele perdón si la ofendiste con premeditación o accidental. Vuestros hijos crecieron, es posible que ya no están  junto a ti, quizás alguno vive cerca de tu hogar, o algún hijo quedó aún contigo, pero recuerda que ese es AMOR DE HIJO, el tuyo es AMOR DE ESPOSO, AMOR DE MARIDO Y MUJER. Son amores diferentes, que jamás se podrán comparar, ni sustituir.
Si es una pareja de jóvenes que están empezando, fomenta y desarrolla el amor, como una marca tallada en tu corazón, defiéndelo, con todas las fuerzas de tus brazos, de los agentes familiares y los seudos amigos y el enemigo común, pues, siempre tratan de dañar lo hermoso que hizo Dios: la unión del hombre y la mujer en el matrimonio para formar la familia.
Porque fuerte es el amor, como fuerte es la muerte. Hombre recuerda siempre que tan imperfecto eres tú, como imperfecta es tu mujer; pero ambos tienen errores y virtudes. No se puede evitar un error, pero jamás hagas del error un VICIO, descubre tus virtudes y has de ellos el HABITO MAS SUBLIME, COMO SUBLIME ES EL AMOR DE DIOS.
Si pronto te olvidaste, de las prácticas del buen trato a tu esposa, ¡COMIENZA! o los muchos años, y afanes de la vida, te volvieron un esposo desamorado, tu sensibilidad al amor se endurecieron, entonces ¡COMIENZA!
Tu esposa siempre será una mujer con corazón grande, para perdonarte tu indiferencia, el que me importismo, tu frialdad, tu desgano, y todas tus demostraciones, de un hombre, que no ama a su mujer.
COMIENZA HOY, DESPIERTA MUY TEMPRANO, DALE UN BESO DE UN BUEN DIA, Y DILE CON SINCERIDAD: “ESPOSA MIA DIOS TE BENDIGA”
Entonces comenzaste a ponerla como un sello en tu corazón, alegrarte con ella y las muchas aguas no apagarán el fuego de tu amor.