Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 1 Juan 5:4,5

lunes, 30 de julio de 2012


MI GUAYAQUIL DE AYER, HOY Y SIEMPRE

Ha  transcurrido 477 años  de vida citadina, en que se levantó y  se  asentó una  nueva  ciudad llamada Guayaquil, fundada por  hombres con codicia, ambición  de  oro  y  dominio: los  conquistadores españoles, blancos  y barbudos e iletrados.

Por datos  históricos sabemos  que el 25  de julio de  1535, estas tierras bañadas por  el río Guayas,  con salida al  océano Pacífico, les  agradó  tanto  a los  conquistadores, que dominaron por  la fuerza bruta a la civilización Huancavilca  que habitaban en aquel  entonces, dirigida por  el líder o cacique Guayas y  su  esposa Quil. Que  la  fundación  fue en los  “Tres Cerritos, Cerro  Santa Ana, o en Riobamba ”  la verdad  es  que  nació  una  nueva generación, con mezcla  de sangre, raza, costumbre, inclusive con religiosidad de  idolatría con buenos  y malos  hábitos.

Muchas  huellas quedaron  desde aquel día de la  fundación, heredamos  el  idioma español,  vínculo que nos une entre hermanos del mismo pueblo y otros.

Por muchísimos  años, nuestra hermosa ciudad, se mantuvo relativamente en  un enclaustramiento limitado de progreso, por  esa razón se la  calificó como “Guayaquil pueblo grande” por propios  y  extraños,  sonaba  a despectivo, más tarde en auto superación muy lento, se la calificó la “Perla  del Pacífico” “Guayaquil Puerto limpio clase “A”  hoy en  pleno siglo XXI Guayaquil es una Metrópoli comparable con  cualquier ciudad hermana de otro país.

Nací en esta linda ciudad  el  16 de marzo 1940 el  siglo  pasado, con  amor  y  coherencia,  aprendí amar  a mi  ciudad natal, desde mi  hogar de crianza, mi madre solía llevarme de paseo al malecón del río Guayas, junto  a mi padre y hermanos tomábamos una taza  de  chocolate  caliente, tortillas  de maíz o  el chiricano ¡Qué exquisito! Nos  deleitábamos respirando el  aire puro no contaminado y escuchar levemente el viento fresco que soplaba en nuestro rostro, unos  pocos caminitos  pavimentados, en ellos  podía pegar unas carreras con mis  hermanos que eran más pequeños. No había secuestro, podíamos correr, caminar,  saltar a libertad.  En mi mente no  se ha  borrado el  único animal  elaborado  en bronce: el jabalí. Cuando   me  convertí en mamá, allá  por el año 1967,  pude  llevar a mis  cuatros  hijas, y decirle, “ este jabalí  es hermoso,  alrededor de  él jugué,  lo abrazaba, me  parecía real,  y les  dije “ ahora les  toca jugar a ustedes” Tiempos  de buenos recuerdos.

Es que  Guayaquil, siempre  fue   una  ciudad calidad, linda , hermosa, en  época de  frío o verano o estación  seca, contrario a la  etapa  lluviosa, húmeda y  con alta temperatura; con  todo  aquello y mucho más sigues siendo mi  ciudad de almendras, mangos, flores y palmeras.

A nuestros niños de hoy,  quizás no tengan idea del famoso mercado  del Sur, ahora “Palacio de cristal”  tan útil como  ayer y hoy;  pues en  él,  disfruté   viendo y comprando víveres, carnes, frutas, flores muy frescas, las madres de  familias  siempre se proveían de productos  al  día, pues  era  un lugar de abastos. Escuchar a las  ocho de la mañana “¡carbón, carbón, llegó  el carbonero”!....las mamitas  salían  en su búsqueda;  ¿cuánto costaba el saquillo pequeño?....solamente  cuarenta centavos, y el saquillo mediano  ochenta  centavos de sucre,  de moneda ecuatoriana. El verdulero, el  frutero con su voz varonil, levantaban a los  que estaban dormidos “ llevo  papas, cebollas, coliflor y más ; el frutero “! vendo papayas, sandías, melón, guineo, uvas  y manzanas¡” a la verdad que todo este folclor de comercio era una algarabía de tinte barrial  social. Toda  la vecindad era conocida-

La  “María  sin tripa” con  su marimba fue  una  mujer  escuálida físicamente,  pero,  que con su talento musical hacía “ un  alto  a la  vida” de  niños y adultos que  se aglomeraban a su alrededor,  tan  solo por unos  centavos que se le  regalaban. El mercachifle de  cintas, elásticos,  imperdibles, el vendedor  de telas , la  vendedora  de cangrejos, los  llevaba a la luz  del  día en  un  charol grande  sobre su cabeza, con  un riquísimo ajicero deleitaba el paladar  y gusto de estos  crustáceos. Todos ellos solo usaban su voz,  su garganta, y  al  tono de ¡cintas de sedas, o telas de sempiterna o  cangrejos!!!!! El pueblo acudía  a comprar,  pues llegaban a la  puerta  de sus casas.  

Muchos  otros  personajes que hicieron historia multicolor en mi lindo Guayaquil,  como el heladero, el fresco  de raspado  de hielo,  el vendedor  de periódico, el  dulce “ can de suiza” el canguil calientito y  más marcaron  huellas imborrables en las calles polvorientas  y en otro momento  de agua, lodo y charcas. En mi juventud con gran  claridad recuerdo a un político el Profesor-Contador, se auto lanzó a la palestra pública como candidato presidenciable,  su vehículo era una bicicleta muy gastada, y  su  propaganda era su palabra.

El  que nació  en este Guayaquil  caliente, jamás te dejará  de  amar, y todo   provinciano   que se afincó en estos  lares patrios sentirá  amarte porque  aquí es su existencia junto  a su familia,  pues  encontró una  ciudad de gente generosa, ciudad pujante en  el trabajo; el  extranjero  se  goza conociendo que nuestro  pueblo se alimenta con  productos naturales del mar  a su mesa y  el  fruto de la mata a la boca, se encuentra con una ciudad de calles amplias y avenidas de ochos carriles.

Es que  Guayaquil, cuna  de hombres  y  mujeres cantores, poetas, maestros, artistas, científicos, y más  aún trabajadores  por excelencia hicieron  de esta ciudad, noble y  patriótica. Los genuinos guayaquileños, vencieron  el miedo  a los  incendios,  a las catástrofes, naturales,  es  esa  la razón que sobre  su  ayer, se a  afirmado sobre la  roca  firme de la  superación a base tan  solo  de trabajar y trabajar, dejando  atrás el peyorativo  de  tercer mundista.

Has crecido por  tus  cuatro  puntos cardinales, amplias avenidas, murales que enseñan nuestra cultura, puentes elevados, grandes edificios, sectores comerciales de masificación, aeropuerto declarado muy modernos y  usual, parques y jardines con hermosísima  vegetación, ganaste al mar,  convirtiéndola  en una  playa para nativos y visitantes: La Playita del Guasmo         

Tus habitantes y autoridades, han  concientizado que el buen  vivir está dentro  de la misma persona,  cuidar el aseo  del  hogar  es  cuidar la  cuna de la  ciudad donde nació, es así que Guayaquil, “Portico  de Oro” como alguna  vez  dijo un  poeta, se mantiene limpia,  ordenada,  por el reciclaje que da trabajo a muchos nacionales y extranjeros

El hombre  y mujer,  no  solo   somos  madera de guerrero ¡ Qué va! Somos de también con  un torrente  sanguíneo de defender con  alma, vida ,corazón y más  si  alguien intente quitarnos  la libertad de conciencia, libertad  de palabra, libertad  de espíritu que  Dios  nos ha dado,

¡Guayaquil por Guayaquil!   ¡Guayaquil por  la Patria! Cobijada por los colores celeste y blanco del cielo de  tu Creador!